Hace tiempo que el uso de pornografía se ha normalizado e incluso su consumo está aceptado y validado como beneficioso por algunos.
He llegado a constatar como compañeros míos de profesión recomendaban su visionado a parejas en terapia sexual.
A partir de los 9 años, niños y niñas comienzan a ver pornografía debido al acceso a la tecnología cada vez a edades más tempranas. El visionado de contenido adulto comienza incluso antes, ya que se incluyen ciertos contenidos adultos en vídeos musicales de cantantes y artistas admirados por ellos y socialmente. La combinación de música pegadiza e imagen de éxito resulta una potente arma de validación y normalización de los contenidos que exponen.
Pero, ¿es inocuo? ¿Cómo nos afecta a nivel emocional? ¿Puede llegar a influir en nuestro comportamiento?
Cuando accedemos a contenido visual, del tipo que sea, se producen cambios cerebrales que nos afectan emocionalmente. Si un tipo de contenido se visiona frecuentemente nuestro cerebro deja de reaccionar y se acostumbra normalizándolo. Esto es, por ejemplo, lo que ocurre con contenido violento.
Con la pornografía, a la vez que normalizamos, fijamos con mayor intensidad las imágenes y se establece una asociación muy intensa por refuerzo, ya que se asocia a masturbación y orgasmo.
Las principales consecuencias son la normalización / asociación de:
- Sexo unido a violencia: es frecuente contenido violento hacia la mujer, incluso pueden llegar a normalizarse contextos de violación y agresión hacia ellas.
- Sumisión en la mujer: la mujer en la mayoría de los casos se muestra siempre accesible y preparada para el hombre.
- Insensibilización: se trasmite la idea de cuerpos como objetos, se desintegra la idea de persona.
- Aumenta la insatisfacción con la propia experiencia real del que visiona al dejar de diferenciar lo real de la fantasía que se expone.
- Deriva en problemas de autoestima ya que se normalizan como reales cuerpos perfectos.
- Sentir insatisfacción con la apariencia física de su pareja o /y su desempeño sexual.
- Desvirtualización de lo que constituye la práctica sexual normal.
- La exposición lleva a habituación que lleva a buscar contenido cada vez más extremo.