Acudir a terapia de pareja es un acto de valentía

Acudir a terapia de pareja es un acto de valentía

Actualmente más de la mitad de mis consultas las dedico a terapia de pareja.

Para mí resulta un reto maravilloso cada vez que me siento frente a dos personas para ayudarles a mejorar su relación.

Una relación de pareja es algo extremadamente complejo. Se trata de la unión de de dos personas, es decir, dos universos diferentes que se encuentran en determinado momento y deciden comenzar una relación. Cada pareja es un combinado único e irrepetible.

Cada uno de ellos tiene una estructura de personalidad distinta, estructura de pensamiento, cultura, educación, valores, experiencia, vivencias, metas, expectativas, carencias, traumas propios, a veces conocidos otros desconocidos incluso para él / ella mismos.

El funcionamiento de una pareja se basa en millones de conjunciones, porcentajes, equilibrios, casi milagrosos. Se trata de un engranaje cuyas piezas encajan sin saber muchas veces cómo.

A veces ese engranaje se desajusta y surge un problema / crisis. Otras veces el engranaje funciona, aunque de manera patológica, es decir, la maquinaria funciona, se sigue adelante, pero las uniones entre engranajes no son los correctos. La pareja se mantiene unida a través de sistemas dolorosos, desgastantes para ambos o para uno de sus miembros. Es necesario romper ese funcionamiento y reajustar el engranaje de unión y movimiento.

Acudir a terapia de pareja es un acto de valentía.

terapia de pareja

Muchas parejas, a lo largo del tiempo, aprenden a no abordar determinados temas para evitar conflictos. Durante la terapia esos temas se ponen encima de la mesa, se desmenuzan, se diseccionan, se analizan desde todos los ángulos. Es decir, se induce la confrontación. Esta situación de conflicto es la idónea para el trabajo terapéutico y el re-aprendizaje, ya que, con la habilidad del psicólogo, se consigue conducir la situación, enseñar a la pareja a llegar a acuerdos, comunicarse de forma efectiva, aprender a empatizar con el otro. Enseñar a pasar página en el momento preciso, cerrar temas desde el acuerdo total en el momento adecuado.

El psicólogo debe ser en todo momento imparcial durante la terapia, jamás posicionarse por uno de los miembros ni tomar decisiones por ellos. Es solo un elemento conductor, un mediador que está atento/a para enseñar errores de interpretación / comunicación y conducir al acuerdo por muy variopinto que sea, será el acuerdo al que ha llegado la pareja. Únicamente reaccionará y no deberá jamás permitir situaciones de violencia.

Lo más frecuente es que sea un miembro de la pareja el que busca ayuda e intente convencer al otro a acudir a terapia. Es muy importante en la primera sesión conseguir un ambiente de confianza y empatía con el miembro más reacio. También es muy importante definir, en esta primera sesión, los objetivos que quieren conseguir, se debe ayudar a ello ya que deben ser objetivos “objetivables” no ambiguos, y viables de forma que en la última sesión, en el momento del alta, podamos saber si se han conseguido o no.

Las situaciones que con más frecuencia llevan a una pareja a buscar ayuda son:

-        Infidelidad.

-        Celos.

-        Desgaste en la relación.

-        Falta o dificultades de comunicación.

-        Problemas sexuales.

-        Problemas en la gestión económica.

-        Conflictos con miembros de la familia externa.

-        Dificultad en una toma de decisiones: tener un hijo, por ejemplo.

-        Discrepancias en la forma / pautas de educación a los hijos.

-        Última oportunidad: la pareja ha decidido separarse, pero quieren agotar la 'última bala'.

El 100% de los pacientes que he atendido en terapia de pareja han expresado, al finalizar, alta satisfacción y la consecución de sus objetivos. 

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